¡Ay, qué lindo salió el último Cronotopo! Podríamos decir que las estrellas se alinearon a favor nuestro y que el feriado más la suspensión de tantos eventos por la
terribleeeeeeeee pandemia provocaron que toda la gente con ganas de salir viniera a Matienzo pero no, confiamos en que el público asistió por la calidad de la propuesta. Fue el capítulo de mayor convocatoria desde que empezamos y el clima... súper cálido (gracias a la gente y no a la temperatura invernal).
Esta vez hubo confusión. El horario era a las 21, pero el flyer decía a las 20 y los chicos de
Matienzo convocaron a las 22, así que la gente cayó cuando tuvo ganas y eso fue en todo momento. Desde las 20.15 hasta la medianoche la puerta no paró de abrirse.
Se obsequiaron chupetines en la entrada, los interesados pudieron llevarse fanzines de
Jaramillo, de Lucas Maida y
míos, y además los chicos de Nulú Bonsai cayeron con libros muy tarde, ¡y así y todo vendieron!
Las lecturas estupendas. Empezó Lucas Maida. Si bien hace fanzines ya hace algunos años fue la primera vez que leyó en vivo, nervioso pero carismático, su performance batió récords (si mal no calculé fue la más larga del ciclo) pasando la media hora con un poema breve tras otro, mechando comentarios que despertaron risas. Mucho amor en sus palabras desde el barrio de Morón.
Le siguió Jaramillo ahí nomás, sin intervalo de por medio, y admito que no pude escucharlo como me hubiese gustado pues estaba yo encargada de la puerta y llegó mucha gente durante su performance, pero me saqué las ganas luego antes de dormir leyendo su zine Villa Negra, que me rompió el corazón y me dieron ganas de levantarme a mandarle un mail a las cinco de la mañana para putearlo, en el mejor sentido de la palabra ¿?
Leyó unas cosas de Bombo Imantado también y otros amigos presentes. Más allá del contenido, además, nunca lo había escuchado en vivo y lee con una cadencia atrapante.
El cierre estuvo a cargo de otro que es más que experimentado en lecturas a viva voz,
Incardona, que leyó un cuento de unos veinte minutos que tampoco pude escuchar completo (lo malo de organizar). Lo que sé por las repercusiones fue "el chabón tocó en un mismo cuento bocha de temas re profundos".
Además inauguró el bar, así que el chef no tuvo respiro, al igual que los chicos del lugar. Las pizzas y los platos salían constantemente, y las bebidas fueron más bebidas que nunca, al ritmo de la música de
Julia, que pasó preciosos clásicos. Don Cornelio, Cienfuegos, Radiohead y hasta Raphael -ya de madrugada y con baile de por medio- fueron algunos de los que pasaron a lo largo de la velada.
A las doce la mismísima
Maia, la que completa el trío de mosqueteras que organizamos esto, cumplió años, así que la felicidad reinó en el club, que por cierto estaba hermosamente decorado para el festival de cortos que se realizaría el viernes. Había, por ejemplo, en el primer piso, una instalación muy copada con televisores apilados.
Flor Curci, la fotógrafa invitada, se pasó. No paró de disparar un minuto, siguiendo cada rincón, desde la puerta hasta la cocina, la mesita de la entrada, los invitados y el público. Encima le pone toda la onda, la admiré en silencio al ver cómo encaraba a la gente y la fotografiaba con una impunidad digna de todo aquel que quiera ser un grosso de esos que se animan a buscar la postal donde sea que el ojo les indique, sin importar las consecuencias. Click, sonrisa y chau, por más que no te gusten los flashes, imposible enojarse.
Tester, encargado del arte, nos animó a presentar la parte de visuales con otro formato y fue una experiencia por demás enriquecedora. No sólo hizo los flyers y llevó los originales (y un cuadro más) enmarcados para decorar el ambiente, sino que también hizo tres paneles para montar en el escenario y llevó scketchbooks (libros de bocetos) para que el público mirara tranquilo su trabajo de años.
La reseña va para la gente que no puede asistir (por colgada, por ocupada, por vivir lejos) y pide que contemos cómo estuvo la cosa. Cuando nos lleguen las fotos podrán admirar sin tener que imaginar tanto.
¡Para la próxima edición ya tenemos a los tres invitados en la parte de lecturas confirmados! Sí, qué viva, una soy yo... así que ya estamos trabajando para que el evento siga saliendo lindo.
La gente se va muy contenta, y eso es lo que nos motiva a seguir: ver que se pueden hacer entre todos cosas buenas, porque cabe aclarar que acá todos ponen su esfuerzo, ningún invitado cobra nada y el evento es sin fines de lucro. El bono contribución de sólo 5 pesos es para cubrir los materiales del artista plástico, y cada uno que pasa dona su obra para rematarlas y venderlas a fin de año a beneficio, en lo que será una gran fiesta de fin de año. ¡Me gusta remarcar eso para que vayan pensando qué obra les gustó y compren!
En fin, ¡muchas gracias a todos los que vinieron, y también a los que vendrán! Hasta el capítulo V...